Una climatización sostenible para combatir el cambio climático
La climatización sostenible de tipo evaporativo se está convirtiendo en una de las opciones preferidas de muchas industrias y negocios para regular la temperatura interior de sus inmuebles. Hay muchos motivos que lo explican, pero los más importantes tienen que ver con el ahorro energético y el respeto al medioambiente.
Ahora bien, ¿por qué esta tecnología está considerada como un tipo de climatización ecológica? En Airmagic te lo vamos a explicar comparando sus efectos con los sistemas convencionales.
Tabla de contenidos
Hasta 1987, los clorofluorocarburos (CFC) eran utilizados masivamente como gases refrigerantes en aparatos de aire acondicionado. De hecho, se hicieron muy populares en la década de 1930 debido a su estabilidad, seguridad y eficacia. Tanto que gozaron de un gran éxito en muchas otras industrias.
¿El problema? Este tipo de gases destruían la capa de ozono, la cual tiene la función de proteger la superficie de la Tierra de los rayos ultravioleta del sol. Se estima que, al llegar a la atmósfera, cada partícula de cloro era capaz de destruir hasta 100 000 moléculas de ozono. Un efecto absolutamente devastador.
Contribución al calentamiento global
El aire acondicionado depende en gran medida de los refrigerantes, como los hidrofluorocarbonos (HFC), que son potentes gases de efecto invernadero. Estos gases liberados durante la fabricación, el mantenimiento y la eliminación de los sistemas de aire acondicionado tradicionales contribuyen al calentamiento global y al agotamiento de la capa de ozono.
Consumo energético y emisiones de carbono
Los sistemas de aire acondicionado que suelen utilizarse requieren una gran cantidad de energía eléctrica para funcionar, lo que lleva a un aumento en las emisiones de dióxido de carbono (CO2) provenientes de las plantas de energía. Además, los equipos ineficientes o mal mantenidos consumen más energía, exacerbando aún más el impacto ambiental.
Agotamiento de recursos naturales
La producción masiva de acondicionadores de aire implica el uso intensivo de recursos naturales no renovables, como metales, plásticos y energía. La extracción y el procesamiento de estos recursos pueden tener consecuencias negativas para los ecosistemas y contribuir a la degradación ambiental.
Urban heat island (isla de calor urbana)
La concentración de sistemas de aire acondicionado en áreas urbanas puede generar el fenómeno conocido como isla de calor urbana. Los edificios y las unidades de aire acondicionado liberan calor residual, elevando las temperaturas locales y alterando los patrones climáticos en las ciudades.
Tras años de debate, en 1987 un total de 24 países firmaron el Protocolo de Montreal con el propósito de acabar con los CFC. En 1989 entró en vigor y, desde entonces, ha sido revisado en 7 ocasiones para adaptarse a las nuevas circunstancias.
En España y en el resto de países de la Unión Europea supuso la prohibición del uso y fabricación de CFC a partir del 1 de enero de 1995. Además, desencadenó la prohibición de los hidroclorofluorocarburos (HCFC) desde el 1 de enero de 2010. En aquella época, el gas refrigerante R22, que pertenecía a esta categoría, era el más utilizado.
Estas medidas han surtido efecto. Hoy en día, la Organización de Naciones Unidas espera que la capa de ozono se haya recuperado por completo antes del año 2066. De hecho, es posible que, en 2040, recupere el estado con el que contaba en 1980. Unos datos que reflejan la capacidad que tiene el planeta de regenerarse ante los daños que le ocasionamos los seres humanos.
La prohibición del uso de los CFC y HCFC hizo que la industria del aire acondicionado tuviese que adaptarse y reinventarse. Para ello, comenzó a utilizar otros gases refrigerantes no perjudiciales para la capa de ozono. El inconveniente radicaba en que sí que producían un importante daño al medioambiente. En concreto, potenciando el efecto invernadero que da lugar al calentamiento global y, en consecuencia, al cambio climático, cuyos efectos empiezan a notarse en todo el mundo.
En el año 2004, el impacto del aire acondicionado en el cambio climático era de solo un 1,3 %. Sin embargo, se espera que, en 2050, la cifra se incremente hasta casi el 9 %.
Si lo piensas, tiene lógica: conforme aumenta la temperatura global, la necesidad del uso de equipos de aire acondicionado crece. Asimismo, cuanto más se emplean, más se potencia el efecto invernadero. Como dice el refrán, “la pescadilla que se muerde la cola”.
¿Qué medidas se están tomando?
Antes de explicarlo, conviene que comprendas el concepto GWP (Global-warming potential o “potencial de calentamiento global”). Se trata de un índice cuyo objetivo es cuantificar la capacidad de generar efecto invernadero tomando como referencia el dióxido de carbono (CO₂).
Con base en él y con el objetivo de hacer frente al efecto invernadero provocado por los gases refrigerantes en Europa, la UE aprobó en 2014 la conocida como F-Gas. Tres años más tarde, España hizo entrar en vigor la suya propia, que estaba inspirada en ella.
La medida más destacada fue la de prohibir la fabricación y reposición de gases refrigerantes cuyo GWP fuese superior a 150. Esto es, que fuesen capaces de generar 150 veces más efecto invernadero que el CO₂.
Algunas cifras de interés para entenderlo mejor:
La Agencia Internacional de la Energía elaboró un informe muy interesante en 2018. En él se estimaba que, por aquel entonces, en el mundo había instalados unos 1600 millones de aparatos de aire acondicionado. Tras estudiar el ritmo de crecimiento, calculó que, para el año 2050, la cifra habría llegado a los 5600 millones. Solo para satisfacer la demanda eléctrica de estos equipos será necesaria la misma energía que hoy consumen anualmente Estados Unidos y Japón.
Por su parte, estimó las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas del uso de aire acondicionado en 1250 millones de toneladas al año. Pese a los esfuerzos en mejorar la eficiencia de los equipos, para el año 2050 eleva la previsión a las 2280 toneladas.
Los sistemas de climatización adiabática, también conocidos como climatización evaporativa, suponen una solución muy interesante a todos los problemas que hemos descrito con anterioridad. El motivo principal es que no requieren el uso de gases refrigerantes con potencial efecto invernadero.
Es lo primero que debemos explicar. El funcionamiento de un sistema de climatización adiabática se fundamenta en un proceso totalmente natural descrito por el primer principio de la termodinámica, que gira en torno a la transferencia de calor de los cuerpos al entrar en contacto unos con otros.
Para entenderlo mejor, vamos a contar cómo es este funcionamiento paso a paso:
- El sistema de climatización, a través de un gran ventilador, absorbe el aire caliente del exterior.
- A continuación, lo conduce hasta un filtro poroso y húmedo. Al atravesarlo, parte del calor se queda en el líquido.
- Otro ventilador introduce el aire dentro del inmueble. En ese momento, posee una temperatura que puede ser de entre 5 °C y 20 °C más baja que la poseída inicialmente.
- Cuando los sensores detectan que la temperatura ambiental del interior sube, otros ventiladores extraen el aire viciado y lo expulsan al exterior.
Este proceso se lleva a cabo una y otra vez. De hecho, los sistemas de climatización evaporativa son considerados también equipos de ventilación, ya que son capaces de renovar el aire de la estancia en apenas dos minutos (depende del tamaño y la potencia del motor). Igualmente, pueden incorporar filtros adicionales para suprimir las impurezas, agentes tóxicos y alérgenos del aire, así como deshumidificadores que reduzcan el índice de humedad relativa presente en él.
Como ya hemos dicho, esta tecnología no reclama el uso de gases refrigerantes y, por tanto, no ejerce un impacto relevante en el efecto invernadero y el calentamiento global. Este es el motivo principal por el que está considerada como un sistema de climatización ecológica de gran valor dentro de la economía sostenible.
Sin embargo, sus beneficios van más allá. De media, este tipo de equipos consumen un 80 % menos de energía eléctrica que los aparatos de aire acondicionado tradicionales. Una cifra que puede elevarse hasta el 98 % en determinados contextos. Por ello, su huella de carbono es casi inexistente.
A su vez, en el contexto de crisis energética al que asistimos hoy en día, la eficiencia de los sistemas adiabáticos cobra una relevancia todavía mayor. Especialmente, para los negocios que necesitan ofrecer unas condiciones aceptables de confort térmico a sus usuarios.
Este ahorro energético permite amortizar la inversión realizada en la compra de estos equipos de manera muy rápida. En concreto, en un lapso de tiempo de entre 3 y 5 años, según la intensidad de uso y las características del inmueble. La instalación requerida para su uso no es muy diferente a la de cualquier sistema de aire acondicionado convencional. Sin embargo, exige menos mantenimiento.
- Permite reducir el consumo hasta en un 98 % respecto al uso de aparatos de aire acondicionado convencionales que emplean gases refrigerantes contaminantes.
- Consigue disminuir la temperatura ambiental entre 6 °C y 20 °C de forma ecológica, tanto en espacios cerrados como semiabiertos.
- Proporciona un aire limpio y libre de partículas nocivas.
Todo esto se traduce, en primer lugar, en que la huella de carbono de estos equipos sea prácticamente nula. Pero no solo eso. El retorno de la inversión destinada a la compra de los sistemas de climatización evaporativa se fija en solo 15 meses debido al ahorro energético mencionado antes.
El uso de estos sistemas de climatización está recomendado en casi todos los sectores y sus ámbitos de aplicación abarcan . Se trata de una tecnología con capacidad para adaptarse a todo tipo de actividades. Hablamos, por ejemplo, de supermercados, fábricas, climatización de gimnasios o naves industriales. Incluso puede amoldarse a entornos domésticos sin excesiva dificultad.
Es necesario decir que esta tecnología ofrece sus mejores prestaciones en entornos muy secos como, por ejemplo, los que se dan en las ciudades del interior de España. Esto se debe, fundamentalmente, a que no solo reducen la temperatura, sino a que también elevan el índice de humedad relativa. Algo que es posible gracias al paso del aire a través del filtro húmedo.
Podría parecer que esto desaconseja su instalación en zonas costeras o con elevados volúmenes de humedad ambiental. Sin embargo, se trata de un sistema implementado, cada vez más, en industrias situadas en zonas húmedas y costeras con resultados realmente positivos.
En definitiva, la climatización adiabática o evaporativa es mucho más eficiente y respetuosa con el medioambiente que los sistemas de aire acondicionado convencionales. De hecho, provee de un ahorro energético considerable, el cual favorece la amortización del precio de compra y de instalación de los equipos. Gracias a ellos, tienes la posibilidad de rebajar la huella de carbono de tu negocio y aportar tu grano de arena en la ralentización del calentamiento global sin descuidar el confort de tus clientes.